domingo, noviembre 06, 2005

Aprovechando que el Turia pasa por Valencia, y que en el restaurante del aeropuerto de Manises hay wifi gratis, haré una rápida reseña del Tanned Tin. El viernes, aunque esté mal decirlo, los mejores fueron los míos: Howe Gelb dio otro de sus conciertos sin ton ni son, pero con ese carisma irresistible que le caracteriza conquistó la inhóspita sala (todavía hay que domar un poco el Palau de Congressos de Castellón, espero que el año que viene se cuide más la decoración y el sonido y se haga más cálido y acogedor); en cuanto a Julie Doiron y Herman Düne, fueron los triunfadores de la noche: la hermosísima voz de Julie reforzada por los Dünes (a su vez reforzados con las percusiones de Jerome, de Berg Sans Nipple), y las canciones de los barbudos apoyadas con el bajo y, otra vez, esa preciosa voz de la Doiron. Acabaron el concierto casi entre el público, llenando el hueco de casi seis metros que había entre los artistas y la primera fila de butacas, sin amplis ni micros, haciendo callar a la gente con un final indie-cumbayá que nos dejó a todos encantados. Acabamos la noche con ellos, con Howe y con Lou Barlow en el bar del hotel, hasta que llegó una camarera con el carrito de los desayunos.
Ayer, sábado, The Broken Family Band abrieron el fuego para nosotros (antes habían tocado Nisei) con un set magnífico, sencillo pero inapelable. El resto de la noche pasó sin pena ni gloria (las grandes decepciones del fin de semana han sido Archer Prewitt y Sam Prekop, con lo que me gustan The Sea And Cake), hasta que llegaron Animal Collective. En su concierto pasé de la sorpresa al estupor, de la fascinación al entusiasmo. Ver su concierto era meterte en un lugar donde no sabías qué iba a ocurrir a continuación. Cualquier cosa era posible en ese intensísimo caos controlado que crean en el escenario. No sabes si te está gustando o no, pero sí sabes que esa catarsis escénica no te deja indiferente. Acaba el concierto y te das cuenta de que has acabado casi de pie, sentado en la puntita de la butaca. No sé qué pasó, pero fue la hostia.