En 2007, la gran Amy Winehouse ha abierto el camino para un revival del soul contemporáneo que algunos acogemos con indisimulada alegría. Todo apunta a que la próxima sensación debería de ser Duffy, una menuda galesa de pueblo que pretende seguir los pasos de Tom Jones con una voz rugosa y ennegrecida como la de Dusty Springfield.
Chicas como Duffy y la Winehouse son retro, es cierto, pero sus canciones son maravillosas y su coherencia es una bofetada para esas pobres gargantas sin contenido que abarrotan los castings de los programas de telerrealidad. Y si sonar retro te impide disfrutar de su música, pues qué quieres que te diga, tú te lo pierdes.
Padrinos no le faltan para llegar lejos: Bernard Butler ha producido su excelente disco de debut (¿recordáis su colaboración con McAlmont? Butler brilla mucho más colaborando que en solitario) y The Magic Numbers la han invitado a telonearles en varios conciertos, incluido el del Royal Albert Hall. Sólo falta Bob Stanley para acabar de refrendar el veredicto.
¿He dicho ya que es muy retro? Claro, como Amy, que para mí fue lo mejor de 2007. El último vídeo de Duffy es un refrito de northern soul con guiños a Michael Jackson que a mí personalmente me encanta, y más aún con todos esos mods seriotes bailando con sus fredperrys y sus benshermans como si no hubiese nada más importante en el mundo. Disfrutémosla ahora, antes de que lleguen otras veinte cantantes de soul moderno más y nos cansemos del fenómeno.